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Mostrando entradas de agosto, 2021

EL CABALLO MARINO

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  Se llama Caballo Marino a una curiosa bestia o raza de animales al servicio de los brujos de Chiloé, morando en las profundidades marinas o entre las olas y pudiendo subir a tierra firme por voluntad propia o la de sus amos. Es de enormes proporciones, alcanzando más de 12 varas de largo y cuatro de alto, según algunas descripciones. Pueden montar su lomo 13 personas a la vez, lo que equivale a todo un Cabildo de brujos de la famosa "mayoría" , como señala Oreste Plath; toda una secta de hechiceros encima. En tierra se ve tan alto y largo como un quincho o cercado de estacas pero, a pesar de su volumen, es sumamente veloz. En general, se lo describe con la forma de un caballo normal pero con aquel tamaño gigante, como escribe Nicasio Tangol, aunque la mayor parte del tiempo sea invisible y sólo los iniciados o "alumbrados" en la magia sean capaces de verlo. Otros señalan que es tan feo como grande, con el hocico más prolongado que un caballo norma

EL TRAUCO

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El Trauco o Thrauco es uno de los más famosos personajes fantásticos de la mitología chilote, cuyo nombre podría provenir de trau-trau (arbusto mirtáceo) o de chau (chico, pequeño) en chona, o bien de trau (unir, juntar) en hulliche, según medita Narciso García Barría. Es llamado también Chauco , Pompón del Monte , Huelle , Cusme , Duende de Tronco e, impropiamente, el Ruende , que en realidad es otra criatura fabulosa muy parecida en parte de la misma isla y en el sector continental del Reloncaví. El extraño enano indómito mantiene también una relación evidente con la mítica raza de los Trekaukos , que en la mitología mapuche correspondían a duendes que seducían a las mujeres y procreaban así niños deformes y enfermizos, en la zona de la Araucanía; y con el Sechi , que en la misma tradición indígena pero del sector patagónico más nortino. Debe tratarse, entonces, de una creencia nativa que fue siendo criollizada, hasta volverse uno de los principales mitos del archi

EL ANCHIMALLÉN

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Seres mágicos provenientes de la mitología mapuche y pehuenche, los Anchimallenes a veces han sido confundidos con los Cherufes y con los Laftraches , otras criaturas equivalentes a los monstruos y gnomos en las tradiciones de la Araucanía. Aparecen ya en antiguas crónicas de Arauco y son descritos con algunas diferencias, según cada fuente. Los relatos araucanos se refieren a la criatura también como Anchimalén , Anchimalhuén , Chimalguén o Chimalén , habiendo otras corrupciones fonéticas zonales. El Anchimallén es señalado a veces como una raza de enanos o duendes sin tripas, de aspecto infantil y de cola luminosa. Su existencia es dual: con un pie en el mundo de los hombres y otro en el mundo más espiritual y terrorífico. Según las principales creencias son seres naturales, pero según la investigadora Celia Leyton Vidal, un brujo puede "fabricarlos" con un bebé que es destrozado, luego rearmado con su propia sangre más otras tres gotas que se sacan del de

EL HOMBRE SIN CABEZA DE CALLE COLÓN

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El decapitado de Arica causaba terror entre los habitantes de calle Cristóbal Colón llegando a Yungay, paseando su cuerpo fantasmagórico y vestido a la usanza antigua por el patrimonial  encuentro de estas vías en donde está la famosa Casa Bolognesi o Casa de la Respuesta, siempre con bandera peruana, y en la esquina vecina el Inmueble de Conservación Histórica del antiguo Instituto Comercial. Es preciso remontarse con esta leyenda hasta el tiempo en que dicho tramo de calle Yungay era llamado antaño Ayacucho. Los claustros religiosos a espaldas de la Iglesia de San Marcos llegaban al borde de la misma calle Colón, barrio histórico que hoy incluye al Mercado de San Francisco y el Museo Arqueológico de Sitio de Colón 10, además del cercano acceso peatonal oriente del Morro. Empero, en el siglo XIX hacia el período en que Arica quedará definitivamente en manos de Chile durante la Guerra del Pacífico, el sector de Colón con Yungay que fue ocupado después por el Edificio de

EL BASILISCO CHILOTE

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Chiloé tiene una versión bastante particular de los famosos basiliscos de la mitología griega, seres que originalmente eran representados como serpientes y que, con el tiempo, adquirieron rasgos de aves conviviendo con los reptilianos, como cabezas de águila o gallos, garras y alas de dragones. En el caso del Basilisco chilote, se trata de una temida culebra con cabeza de ave de corral que, en algunas variaciones, aparece provista también de unas pequeñas patas de pollo dotadas de garras e incluso de unas alitas como de murciélago, casi atrofiadas. Se desplaza arrastrándose por el suelo y suele erguirse ante sus víctimas mostrando su gran cresta roja o un órgano bastante parecido a este.

EL CHUVIÑO

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El Chuviño es un duende o gnomo diabólico que llegó a ser conocido en el folclore de Coquimbo y las comarcas del entorno. En la creencia popular la criatura mantiene características de entidad saboteadora y traviesa, parecida a los gremlins y los pixies europeos, pues gusta de provocar problemas, angustias y alborotos en sus víctimas valiéndose de varias estratagemas: desde descomponer herramientas y esconder objetos hasta acosar y atacar directamente al amor propio, lesionando la autoestima y produciendo estados depresivos en los afectados.   El personaje tiene rasgos y proporciones como de pequeño demonio o incluso de mono, algo curioso considerando que los primates ya no existen en territorio de Chile. De hecho, hasta ha sido llamado Duende Mono en ciertos casos. En algunas ocasiones, además, la mítica entidad es descrita como un ser único; en otras, se la señala como toda una especie de pequeños seres.

EL CAMAHUETO

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  Llamado Camahueto (voz indígena de incierto significado, que da nombre también a un río en Puerto Montt) y a veces Chivato Marino , es uno de los muchos personajes de la fauna fantástica de la mitología del archipiélago de Chiloé y de las tradiciones huilliches. Habita en ríos, quebradas y lagos interiores hasta que, al crecer, decide mudarse hacia la costa trasladando su enorme corpulencia y extraordinaria fuerza, creando a su paso riberas, acantilados y barrancos, más por su volumen que por algún frenesí destructivo.   Se enfatiza que, al ir abriendo surcos en el terreno, el engendro arrastra bosques, troncos, rocas y grandes trozos de tierra, arrancando la mitad de los cerros o las estribaciones que obstruyan su camino, por lo que su leyenda sirve para explicar algunos aspectos de la geografía, orografía e hidrografía local, junto con los cataclismos. También provoca relámpagos y truenos con sus bramidos. Al arrojarse al mar causa marejadas y característicos derrumbe